Es un sofocante día de verano en Carolina del Norte en 2003, y un joven delgado está jugando baloncesto con su padre. El chico es muy bueno para este deporte, pero ningún entrenador universitario lo toma en serio como una potencial promesa del baloncesto. Es demasiado pequeño, demasiado débil y sus tiros son muy poco convencionales. Sin embargo, el chico sigue practicando a diario durante todo el verano hasta pulir y perfeccionar su técnica. Finalmente, logra entrar al equipo de una universidad pequeña, donde será seleccionado por los Golden State Warriors y luego será conocido como el mejor lanzador en la historia de la NBA. Hay mucho para decir sobre los genes y el entorno de Steph Curry (¡cuyo padre fue una estrella de la NBA!), pero, si le preguntas sobre el secreto de su éxito, él te dirá lo siguiente: la consistencia. Cuando le preguntaron sobre el secreto para acertar sus tiros desde fuera del área, él respondió, "Lo tiro siempre de la misma manera".
Pero, ya sean atletas o no, ¿qué diferencia a las personas famosas y exitosas de los que no lo son? ¿Es una habilidad natural? ¿Es el acceso a oportunidades o recursos? ¿O, es pura suerte? ¡Claro, los tres pueden estar presentes! Pero incluso si la genética, el entorno y la suerte están a tu favor, es difícil tener éxito sin ser constante y perseverante, colocando en práctica conductas alineadas con sus objetivos día tras día. Y eso, querido lector, debería ser una buena noticia para nosotros, porque la consistencia es algo que podemos controlar. Aprende a ser constante: a tu cerebro le gusta la regularidad y la predictibilidad . Tu cerebro está diseñado para ayudarte a sobrevivir.
Para esto, necesitas encontrar formas de reducir la incertidumbre. La incertidumbre conlleva el riesgo de peligro, lo cual pone a tu cuerpo en modo de "alerta o huida" al primer indicio de una amenaza. Debido a esto, el cerebro se siente cómodo con lo consistente, ya que reduce la incertidumbre al hacer que las cosas sean predecibles. ¿Qué tanto le gusta lo predecible a tu cerebro? En un estudio, se descubrió que los trabajadores estaban menos estresados y más satisfechos cuando su jefe era consistentemente un jefe tóxico, que cuando era justo e injusto de forma intermitente. ¿Por qué? Los investigadores creen que las personas valoran la consistencia y la predictibilidad tanto (o quizás más) que el trato justo. Tiene sentido, ya que nuestros cerebros están diseñados para identificar y predecir las amenazas. Cuando alguien es malo de manera consistente, sabes qué esperar. Pero cuando es errático, el cerebro tiene que adivinar y estar alerta constantemente.
Por eso, al cerebro le encanta cuando las cosas son regulares y predecibles. ¡Genial! Entonces, ¿por qué es tan difícil ser constante al seguir un cronograma de escritura, salir a correr cada mañana o ir a trabajar todos los días? Bueno, por un extraño capricho neurológico, eso se debe a que al cerebro también le gustan las cosas nuevas y fáciles. Los obstáculos de la constancia: a tu cerebro también le gusta lo novedoso y fácil Decir que al cerebro le gusta lo nuevo no lo explica todo. En realidad, al cerebro le gustan las recompensas y asocia lo nuevo con ellas. Cuando sucede algo inesperado que no es negativo, tu cerebro se inunda de dopamina (el neurotransmisor que te hace sentir bien) que te anima a explorar este nuevo entorno en busca de una recompensa.
La anticipación de la recompensa suele ser lo que impulsa nuestras decisiones cuando fijamos un objetivo por primera vez. Los investigadores descubrieron que cuando decides perseguir un objetivo, estás más concentrado en la atractiva recompensa, no en el esfuerzo que conlleva. "Si me despierto a las 5 todas las mañanas, puedo trabajar en mi libro antes de que los niños se despierten". Pero cuando pones en práctica las conductas para alcanzar dicho objetivo, empiezas a concentrarte más en el esfuerzo y pierdes de vista la recompensa. "Son las 5 de la mañana y hace calor debajo de las cobijas. Si me levanto, tendré frío y estaré cansado". Esto explica por qué la motivación para lograr tu resolución de año nuevo de escribir un libro ya se extinguió para febrero. Claro, el atractivo de una recompensa sigue ahí (un manuscrito terminado), pero no la verás hasta varios meses después, y necesitarás esforzarte mucho para alcanzarla.
El cerebro quiere ayudarte a sobrevivir y busca maneras de ahorrar energía donde pueda. Si tuvieras que escoger entre dormir o despertarte temprano para trabajar, ¿cuál crees que preferiría? En resumen, mientras el cerebro se siente cómodo con lo predecible, también disfruta de las cosas nuevas, gratificantes y fáciles, en general, estos tres rasgos contradicen las conductas necesarias para ser productivo. ¿Qué puedes hacer para superar estos deseos contrarios? Vamos a averiguarlo en 5 razones por las que te cuesta ser constante y perseverante y cómo superarlas.
Amy Rigby
Si quisieras prepararte para correr un maratón, empezarías a entrenar poco a poco. Te fijarías objetivos, pero dentro de tus límites, y nunca te exigirías de más para evitar una lesión o el agotamiento. Sabrías cuándo relajarte, descansar y recuperarte, y cuándo tomar velocidad. Escucharías a tu mente, tu cuerpo y tu espíritu. Si tu energía disminuyera, bajarías el ritmo a una caminata o te detendrías por completo para poder estirar, tomar descansos y recargas energías. Sabrías cómo manejar la energía de forma eficiente. ¿quieres saber más?
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